sábado, noviembre 11, 2006

Crónica:Se fue el viejo... se fue el padre del Vallenato

Crónica
Se fue el viejo…se fue el padre del Vallenato

Se fue mi maestro, un escritor, un poeta, un cantante, un compositor y ante todo un hombre de alma buena. Desde que yo era muy joven empezó a incentivarme el amor por el vallenato y en especial por el acordeón….”Carlitos, tu tienes que ser un digno representante de nuestro folclor”…palabras que nunca olvidare, palabras que me decía un día tras otro, sentados a la orilla del mar, acompañados de una hoja en blanco y un lápiz que nos servia de herramienta para expresarnos.

Se nos fue el viejo, ya tenía 94 años, un problema de corazón se lo llevo y murió a las 4:30am, estando hospitalizado en la clínica de Valledupar. Acompañado por su familia mas cercana, algunos amigos y hasta desconocidos.

Yo lo conocí ya mayor, pero desde muy pequeño escuche hablar de el. Rondaban sus historias por todo Valledupar, mi tía Sara me contaba que Emiliano no tenía gusto por el estudio, siempre considero que ir a la escuela era una perdedora de tiempo. Luego empezó a predecir si llovería o no, asunto que era completamente necesario y ala vez aceptado en La Jagua del Pilar, pueblo que lo vio nacer el 11 de enero de 1911. Mi maestro crecía y crecía, no tenia la educación que ofrece una escuela, jamás leyó un libro…solo sabia lo que la vida le había enseñado, mi tía Sara vivía junto a el y cuenta feliz como recuerda que el día en que el maestro cumplió 18 años, la alegría lo invadió… por fin había aprendido a escribir su nombre, y es que en parte lo toco a las buenas o a las malas. Tuvo mas de 80 mujeres y en realidad me consta, cuando se iba a cazar por primera vez, tenia ya la mayoría de edad, así que solo le faltaba firmar los documentos y como no sabia escribir esto se le complico, dice mi tía Sara:”Ese viejo loco, por amo duro mas de 3 meses aprendiendo a escribir solo su nombre”.

Por allá, cerca de 1921, ya tenia 10 años, mi viejo empezó a componer coplas, las hacia de 10 o 12 versos… su influencia se dio por los trovadores de la región, por donde Zuleta caminaba, componía, se inspiraba y siempre, cortejaba a las mujeres. Creció, se hizo todo un hombre, mujeriego, parrandero y un viejo sentimental; escribió miles de canciones, testamentos y tesoros vallenatos.

Les cuento que cuando lo conocí pensé que era un viejo loco, yo tenía más o menos 8 años, el siempre estaba sentado en una silla de balancear, con el acordeón en el piso, una mesa a su lado, con lápiz y papel y claro su refresco de cola, para el calor. A veces me era imposible estar con el, ya que yo nací y viví en Santa Marta, le rogaba a mi tía por teléfono que me recogiera y me llevara a su casa… pero claro no para estar con ella, para estar con el. Emiliano Zuleta, vestía casi siempre un pantalón café, una camisa blanca, y un sombrero volteado. Pase tardes enteras con el, escuchándolo cantar y componer; así fui aprendiéndome cada una de las letras y de los ritmos, dándome cuenta que mi voz tenia en la sangre pura sepa vallenata y el se encargo de cultivarla.

Mi viejo siempre me narraba historias y aventuras de amor, del mar, de la sierra, de la muerte y de todo lo que se le viniera a la cabeza, es mas muchas veces hablaba de su propia muerte. Pasaron los años, me hice cantante y empecé a interpretar los clásicos de la provincia; en 1993 grabe una nueva versión de La Gota Fría, pieza compuesta por el maestro en 1929… muchos años atrás. Esta letra ha sido una de las más populares, reconocidas y escuchadas en nuestro país desde varios años atrás. El no pensaba que en medio de toda su humildad, con esta canción se iba a hacer rico, la canción empezó a ser conocida a nivel mundial, tanto así que fue representada por cantantes de la talla de Julio Iglesias y hasta perteneció al repertorio de la Orquesta Sinfónica. Por más del todo el dinero que gano, nunca dejo de ser quien era, jamás dejo su esencia, su amor y el buen corazón que tenia.

Colombia quiere a este juglar Vallenato, lloramos su partida y lo recordaremos por toda una eternidad. Sus letras no necesitan estar plasmadas en el papel, para ser recordadas y admiradas en el mundo entero. Yo entre tanto, seguiré haciendo lo que mejor se hacer, llevando su nombre en alto y recordándolo en cada letra y en cada palabra que yo interprete por el.

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