Cuento: Pasado, presente o futuro.

Y un día…Él Volvió a su pasado

Por kmila peña.

La noche era mas hermosa que de costumbre, la luna estaba llena, el cielo estaba estrellado y mi sendero se hacia cada vez mas cercano. Yo caminaba lentamente, los pasos no ascendían, mis manos no paraban de temblar y mi cara de sudar. Las lágrimas invadían mis ojos, mis labios estaban más secos que de costumbre y mis piernas no tenían gran estabilidad.

Sin darle importancia a esto, recorrí mi barrio. Aquel lugar que hacia más de cuatro años me había abierto sus puertas, a mí y a mi familia. -Guau ¿Cuatro años?, me preguntaba yo.- Y al tiempo me respondía, tomando mi cabeza con mis dos manos y apretándola fuerte, acentuando un error mas.

En el camino llegue al parque, allí recordé a mis hijos. Jugando todos los domingos fútbol y comiendo helado. Mi esposa tan hermosa como siempre, sentada en medio de los dos, jugando en la arenera; sonriéndome y enviándome un majestuoso beso. Los días era felices, la paz siempre estaba a nuestra merced y el amor… nunca fue carente a nuestra realidad.

Mientras recordaba, solo una duda invadía mi ser. ¿Qué paso con mi familia?, ¿Qué paso con mi esposa?, ¿Dónde están mis hijos?... ¿Porqué me paso esto? Malditazea!!! ¿Porque?... Empecé a imaginar llegar a mi casa, fue entonces cuando camine lento, respire profundo, llore con más intensidad. Vi mi puerta, tome mis llaves y entre en la casa; camine unos pasos y llegue a la sala, todo se veía normal. Entre a la cocina, pasando por el comedor, aún mis cuadros estaban allí; entre, abrí la nevera y el jugo de naranja que nunca faltaba en mi hogar estaba en su lugar. Mire hacia el patio y la ropa que supuse era de mis hijos, estaba colgada. No aguante mas, Salí de la cocina, subí las escaleras; la televisión estaba a todo volumen. Me detuve en el pasillo principal, observe dos cabezas, sus siluetas eran las de dos hombres, jóvenes tal vez, no lo sabia en el momento. Reían viendo un programa de humor y claro esta, no se habían percatado de mi presencia.

Saque fuerzas que no tenia, todo aquel anhelo por verlos que me invadía desde hace cuatro años atrás, cuando fui arrebatado de ellos. Entre a la habitación, los mire, me miraron, no tenían palabras para decir. Juan estaba sentado en la cama, su hermano Nicolás estaba en la silla de al lado y su mamá…mi esposa… la mujer que más ame en mi vida… ella, estaba postrada en la cama. No me pudo ver a los ojos, se avergonzaba de ella misma. Yo no lo entendía, pero lo entendí todo cuando gire mi mirada y observe una silla de ruedas junto al tocador. Fue entonces cuando el mundo se me cayó, la vida se desvaneció y la tristeza lleno mi ser. Corrí hacia ellos, los abrase y bese, la mire, la toque, la acaricie. Ese momento es el más hermoso y también el más conmovedor de mi vida. Había recuperado a mi familia. Pero tenia que ver a mi esposa en el estado que estaba y a mis hijos destrozados por ver a su mamá así.

…Fue en ese momento, donde abrí los ojos, estaba sentado en la silla del parque… todo era un sueño. Ahora si debía enfrentarme a la realidad. Ahora si debía sacar fuerzas y entrar en mi casa, dejar de imaginar y llegar a mi realidad, a mi presente…